Teniendo en cuenta que sobre 50% del consumo energético de una vivienda se utiliza para la calefacción y el 20% para la obtención de agua caliente sanitaria, es importante el disponer de una caldera lo más eficiente posible y con bajas emisiones de CO₂.
En este artículo vamos a ayudarte a conocer los distintos tipos de calderas y sus características:
Calderas de gas.
Utilizan tanto gas natural, propano o glp, la utilización de uno u otro está limitada por el suministro que llegue a nuestra zona. Son las más usadas con una alta eficiencia energética, sobre el 80%.
Los modelos actuales además producen bajas emisiones de CO₂ lo que las hace muy respetuosas con el medio ambiente. Con una calificación energética tipo A.
Calderas de condensación.
Este tipo de caldera aprovechan el calor de los gases producidos en la combustión obteniendo un rendimiento superior a una caldera convencional.
Son muy usadas, su alto rendimiento calórico para producción de agua caliente sanitaria, radiadores, suelo radiante, etc., pudiendo llegar a ahorrarnos hasta un 30% en nuestra factura energética. Con una calificación energética tipo A+.
Calderas de pellets o biomasa.
Un sistema ecológico y limpio para proporcionarnos calefacción y agua caliente sanitaria, ya que emplea combustibles biodegradables como son la madera, cascaras de almendra, astillas, etc.
Su instalación suele ser más habitual en viviendas unifamiliares y alejadas de núcleos urbanos.
Este tipo de caldera debido a su gran ahorro y beneficios ambientales están sustituyendo a las calderas tradicionales de gasoil.
Con una calificación energética A+.
Calderas de gasoil.
La caldera de gasoil suele instalarse cuando no se puede usar otros tipos de combustible, como gas propano, gas natural, etc. Su instalación requiere de un depósito lo que limita su uso.
Calificación energética es tipo B.
Calderas eléctricas.
Este tipo de caldera mediante resistencias eléctricas y el empleo de electricidad como energía nos proporciona calefacción y agua sanitaria. No emite ningún tipo de gases lo cual es una gran ventaja para su uso en viviendas, pero su problema es su alto consumo eléctrico, que nos va a obligar a aumentar también la potencia contratada de energía eléctrica. Con una baja calificación energética tipo D.
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